En un movimiento que podría cambiar el rumbo de la industria tecnológica, Apple ha decidido invertir nada menos que 500 mil millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cuatro años. Este ambicioso plan incluye una expansión considerable de su capacidad de fabricación y investigación dentro del país, según informa Bloomberg. Todo esto surge tras una reciente reunión entre el CEO Tim Cook y el presidente Donald Trump, lo que añade un toque político a la jugada.
Construyendo futuro: nuevas instalaciones y oportunidades
Entre las iniciativas destacadas, Apple construirá una nueva planta de fabricación de servidores en Houston, donde se asociará con Foxconn para crear servidores destinados a su sistema privado de computación en la nube. Esta instalación ocupará unas impresionantes 250,000 pies cuadrados y abrirá sus puertas el año que viene. Pero eso no es todo; también planean establecer una academia para proveedores en Michigan con el objetivo de formar a la próxima generación de fabricantes estadounidenses.
Un impulso al empleo y la innovación
Además, Apple ampliará su presencia con centros de datos en varios estados como Arizona, Oregón e Iowa. Y ya han comenzado a producir chips en su planta de TSMC en Arizona para algunos modelos del Apple Watch e iPad. Con esta estrategia pretenden crear 20,000 nuevos empleos, centrados principalmente en investigación y desarrollo, ingeniería de silicio e inteligencia artificial. Es un paso significativo que recuerda a la ola anterior donde también sumaron esa misma cantidad de puestos durante los últimos cinco años.
Cook ha declarado: «Estamos optimistas sobre el futuro de la innovación americana… Nos sentimos orgullosos de construir sobre nuestras inversiones históricas con este compromiso hacia el futuro del país». La apuesta llega justo cuando Trump había amenazado con imponer un nuevo impuesto sobre las importaciones chinas, lo que pone aún más presión sobre esta decisión estratégica.
