La historia de Elon Musk y Apple ha tomado un giro inesperado. Todo comenzó cuando el CEO de SpaceX se enteró de que Apple planeaba lanzar una función de conectividad satelital para el iPhone 14 en colaboración con Globalstar. Musk, siempre audaz, no tardó en hacer su jugada: ofreció a Apple un acuerdo exclusivo donde SpaceX proporcionaría conectividad satelital a los iPhones durante 18 meses a cambio de 5.000 millones de dólares por adelantado. Tras eso, Apple debería pagar anualmente 1.000 millones por el servicio Starlink.
Un ultimátum cargado de tensión
Musk no se anduvo con rodeos y advirtió que si Apple no aceptaba su propuesta en un plazo de 72 horas, él mismo lanzaría una función similar que funcionaría con los iPhones. Pero, ¡sorpresa! Apple decidió rechazar la oferta. Un par de semanas antes del anuncio del iPhone 14, SpaceX hizo oficial una alianza con T-Mobile que permitiría a los usuarios enviar y recibir mensajes en zonas sin cobertura gracias a Starlink.
Una batalla legal en ciernes
No contento con eso, SpaceX también ha iniciado acciones legales contra Globalstar por el uso del espectro radioeléctrico que tiene licenciado, lo cual podría poner en jaque el servicio satelital del iPhone si triunfan en sus demandas. Acusaron a Globalstar de subutilizar dicho espectro y tratar de bloquear la competencia acaparando recursos para sí mismo.
Aparentemente, este choque ha puesto nerviosos a los ejecutivos de Apple, quienes preferirían mantenerse al margen del conflicto. Además, hay rumores entre los empleados de Apple sobre cómo la relación cercana de Musk con la administración Trump podría darle ventaja frente a ellos ante la FCC.
Conforme pasaba el tiempo, las diferencias entre ambas empresas crecieron aún más; Musk había solicitado apoyo a Apple para ampliar el servicio satelital de T-Mobile a varios modelos antiguos del iPhone. Sin embargo, Apple mostró reticencias a respaldar esta opción para modelos anteriores al iPhone 14, algo que dejó muy frustrado al magnate.
Esta serie de desencuentros no solo ha aumentado la animadversión entre Musk y Apple; también han tenido sus tiranteces por las tarifas del App Store. En respuesta a esta situación cada vez más tensa, Musk ha contemplado incluso desarrollar su propio teléfono para evadir el dominio “gatekeeper” que tiene Apple en el mercado.