En un giro inesperado de los acontecimientos, el 2 de septiembre, un juez federal decidió que Google no tendrá que vender Android ni Chrome tras una demanda antimonopolio presentada por el Departamento de Justicia de EE.UU. A pesar de que hay restricciones sobre cómo la compañía puede operar como monopolio, la mayoría de nosotros pensábamos que la venta de sus productos clave era el núcleo del juicio.
Como siempre, esta decisión trae consigo ganadores y perdedores. Pero lo más importante es preguntarnos: ¿qué significa esto para nosotros, los usuarios comunes que simplemente utilizamos estos productos sin estar atados a ellos económicamente? La respuesta es más bien neutra. Aunque la justicia buscaba proteger nuestros intereses, el resultado final no cambia mucho para los 3 mil millones de clientes que usamos Google diariamente.
La realidad detrás del veredicto
Es cierto que algunas empresas esperaban un desenlace diferente; sin embargo, a la larga, este fallo beneficia también a otras gigantes como Apple. Google pagó alrededor de 20 mil millones en 2022 para ser el motor de búsqueda predeterminado en el iPhone y podrá seguir haciéndolo. Aunque no pueden imponer condiciones exclusivas, Apple sigue recogiendo esos pagos jugosos que representan una buena parte de sus ingresos por servicios.
¿Y qué pasa con nosotros?
Nuestros teléfonos Android y Chromebooks funcionarán exactamente igual; YouTube y Gmail seguirán operando como siempre. Tal vez notemos algunos cambios sutiles en las búsquedas, pero siendo sinceros, eso ya era un lío antes del fallo. La única manera en la que esto nos afecta directamente es que Google deberá compartir algunos datos con competidores sobre nuestras interacciones y búsquedas.
En resumen, aunque algunos esperaban una catástrofe con esta sentencia, parece más bien un día cualquiera para todos nosotros.
