Hoy, Apple ha logrado un importante triunfo en una batalla legal que se arrastra desde hace más de una década. El juez a cargo del caso ha decidido desestimar la demanda antimonopolio presentada en 2011, donde se acusaba a la compañía de monopolizar el ecosistema de aplicaciones del iPhone al impedir que los usuarios descargaran apps fuera de su App Store.
Una lucha prolongada y complicada
Desde 2012, la jueza Yvonne Gonzalez Rogers ha estado supervisando este caso que llegó hasta el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito y incluso alcanzó la Corte Suprema, solo para ser devuelto a un tribunal inferior. ¿Y por qué ha durado tanto? Porque los demandantes no han podido demostrar adecuadamente su argumento, ni mostrar cómo afectó a todos los usuarios en general. Ahora ya no pueden seguir adelante como una demanda colectiva que represente a todos aquellos que compraron apps en el App Store; cada uno deberá presentar su propia demanda si quiere reclamar algo.
Reacciones tras la decisión judicial
En palabras de Apple, están contentos con esta resolución: «Nos alegra que el Tribunal haya reconocido que los demandantes no pudieron demostrar el daño supuestamente causado a los consumidores». Aseguran que siguen invirtiendo esfuerzos significativos para hacer del App Store un lugar seguro y confiable para los usuarios y una buena oportunidad de negocio para los desarrolladores.
A pesar de varios intentos por conseguir la certificación como acción colectiva, fue en 2023 cuando finalmente se aceptó un testimonio experto que prometía facilitar la identificación de daños. Pero aquí viene lo complicado: el experto contratado cometió errores graves y sus datos resultaron inservibles. Al final, Apple logró que esos datos fuesen desestimados junto con la solicitud de descalificación.
La jueza Rogers fue clara: el experto no estaba cualificado y sus métodos eran poco fiables, lo que dejó a los demandantes sin poder probar las alegaciones sobre daños a gran escala. Así las cosas, planean apelar esta decisión.
