En un giro que podría cambiar la forma en que viajamos, el Gobierno de Trump ha decidido que los turistas deben poner sus vidas al descubierto. ¿Por qué? Porque ahora quieren que compartamos cinco años de nuestra historia en redes sociales antes de poner un pie en Estados Unidos. Una medida que no solo es invasiva, sino que también hace sonar las alarmas sobre la privacidad y el control.
Una solicitud sin precedentes
Según informes, este nuevo requisito se aplicará a quienes lleguen desde países exentos de visa. Imagina tener que entregar correos electrónicos usados en la última década y detalles sensibles sobre tus seres más cercanos. Esto no es solo información personal; es un ataque directo a nuestra intimidad.
¿Para proteger a quién?
La administración argumenta que esto servirá para detectar actividades o visiones «antiamericanas» entre los visitantes. Pero, sinceramente, ¿se puede juzgar a alguien por criticar al presidente? La preocupación se intensifica cuando escuchamos voces como la de Jemimah Steinfeld, CEO de Index on Censorship, quien advierte: «Cualquier publicación crítica podría salir a relucir. ¿Se negará la entrada a aquellos que no sean ‘lo suficientemente amables’ con el presidente?»
Aún falta mucho para saber si esta propuesta se hará realidad, pero lo cierto es que ya está generando inquietud entre los potenciales turistas y podría afectar eventos importantes como el Mundial 2026. En resumen, nos están pidiendo tirar a la basura nuestros derechos básicos para satisfacer una agenda política.
