Vivimos en la era de las tecnologías. Nunca antes en la historia habíamos sido tan dependientes de las herramientas para llevar a cabo hasta las tareas más elementales. Si bien esto conlleva una gran evolución y permite tener más tiempo libre, no todo es color de rosas.
El exceso y la falta de tecnología están asociados a algunas patologías que pueden resultar nocivas para nuestra salud física, pero sobre todo para la salud mental.
Lo anterior se debe, en esencia, a que a pesar de usar smartphones, tablets y demás nuestros cuerpos están configurados biológicamente para desempeñarse de otra forma.
Tecnofobia: enfermarse por aversión
Esta condición está presente por lo general en personas nacidas entre las décadas de los 60 y 80. Debido a que la revolución digital y la posterior llegada de los smartphones sucedieron cuando su personalidad ya estaba consolidada, se han visto inmersos en un sinfín de cambios sociales derivados de la tecnología.
Si bien algunos han sabido adaptarse a las nuevas tendencias, otros adultos no han reaccionado de igual forma y consideran los nuevos aparatos como un factor que disocia en lugar de conectar.
Apreciaciones personales al margen, lo cierto es que esto puede derivar en un genuino aislamiento de la sociedad. Debido a que las tecnologías copan cada vez más espacios de la vida, aquel que no las acepte e integre se quedará fuera. Esto sin mencionar las innumerables horas que se gastarán en realizar tareas que facilitan los dispositivos tecnológicos.
Tecnofilia, la enfermedad de la vanguardia
Si bien puede parecer una ventaja tener y saber usar el último grito de la innovación, este comportamiento, cuando tiene una raíz obsesiva, puede derivar en múltiples problemas sociales y físicos. Por una parte, es posible que se imposibilite la comunicación fuera de la virtualidad o, peor aún, que se llegue a reemplazar la interacción a través de la máquina por la interacción con la máquina en sí. Esta diferencia, si bien puede parecer sutil, es la diferencia entre un tecnófilo y alguien que simplemente gusta de las novedades.
De hecho, actualmente en la localidad de San Juan de Sabinas en Zaragoza, se atienden 5 casos de adultos y niños que presentan problemas de Tecnofilia, detectados a través de los respectivos consultorios psicológicos. Un psicólogo de la CAIF aseguró que los pacientes acudieron a su cita médica por diversas razones, lográndose detectar durante la consulta su adicción por los smartphones, dispositivos inteligentes y tecnología en general.
