En un giro inesperado, Apple ha decidido presentar una apelación contra las exigencias de interoperabilidad del Digital Markets Act de la Unión Europea. La compañía no se ha cortado en calificar estas normas como «profundamente defectuosas» y, lo más preocupante, como un riesgo para la seguridad de los usuarios. Todo esto lo supimos gracias al The Wall Street Journal.
La batalla legal comenzó el pasado 30 de mayo cuando Apple llevó su desafío al Tribunal General de la UE, atacando la decisión del mes de marzo que obliga a hacer que iOS sea más compatible con productos rivales como relojes inteligentes, auriculares y dispositivos de realidad virtual. En términos sencillos, el DMA exige a Apple que comparta características del sistema operativo que tradicionalmente están reservadas para sus propios dispositivos.
Los peligros ocultos tras las reglas
Esto significa que Apple tendría que permitir que desarrolladores externos accedan a funciones clave de iOS, por ejemplo, habilitando notificaciones en dispositivos que no son suyos. Además, las normas exigen transferencias de datos más rápidas y una conexión más sencilla entre hardware no perteneciente a Apple. Pero aquí es donde Apple levanta la voz: ellos argumentan que estas exigencias les obligan a compartir datos sensibles de los usuarios con competidores, algo que podría poner en peligro la privacidad.
Innovación o estancamiento
Un portavoz de Apple dejó claro: «En Apple diseñamos nuestra tecnología para trabajar en perfecta armonía», pero advierte que los requisitos impuestos por la UE amenazan esa base fundamental. Y hay más: según ellos, algunas empresas están utilizando el DMA como una vía para eludir las estrictas normas europeas sobre protección de datos.
A pesar del revuelo, Apple no se queda atrás; han asignado un equipo considerable —500 ingenieros— para cumplir con las normativas del DMA y han lanzado un portal para facilitar solicitudes relacionadas con la interoperabilidad. Sin embargo, si alguna empresa desobedece estas reglas puede enfrentarse a multas que alcanzan hasta el 10% de sus ingresos anuales globales. ¡Cuidado! En situaciones extremas, incluso podrían ordenar dividir empresas.