En un giro inesperado, Apple ha decidido plantar cara a la Digital Markets Act (DMA) de la Unión Europea, alegando que esta normativa no solo está perjudicando su experiencia de usuario, sino que además está abriendo las puertas a vulnerabilidades de seguridad. ¿La razón? Aseguran que al permitir tiendas de aplicaciones de terceros, han visto cómo apps relacionadas con el juego y la pornografía han empezado a aterrizar en iPhones por primera vez. Un verdadero caos, ¿no crees?
En un comunicado en su web, la compañía asegura que esta nueva regulación ha sido como tirar a la basura varios de sus desarrollos. Por ejemplo, funciones como el iPhone Mirroring siguen sin estar disponibles en Europa. Apple sostiene que no pueden ofrecer conexión entre Mac e iPhone para PCs con Windows sin arriesgar los datos personales de los usuarios.
Los planes congelados de Apple
No solo eso; sus proyectos más innovadores también están parados. La esperada función de Live Translation para AirPods ha quedado atrapada por desafíos relacionados con la privacidad. Además, funcionalidades como Visited Places y Preferred Routes en Maps se han visto obligadas a esperar porque Apple no quiere arriesgarse a compartir información sensible sobre localizaciones.
Cansados del acoso regulatorio
Aquí es donde entra lo interesante: Apple argumenta que cumplir con estas normativas les está costando miles de horas de trabajo sin resultados satisfactorios para los usuarios europeos. En una queja cargada de frustración, indican que en lugar de fomentar la competencia, esta ley parece más bien diseñada para facilitar el acceso a datos sensibles por parte de empresas rivales.
‘Las compañías han solicitado algunos de los datos más sensibles del iPhone’, dijo Apple refiriéndose a historiales completos de notificaciones y registros Wi-Fi que podrían revelar visitas a hospitales o ubicaciones privadas. Y así, mientras el debate sigue abierto sobre el papel regulador del estado frente al poder empresarial, nosotros nos preguntamos: ¿hasta dónde llegará esta batalla entre tecnología y legislación?
