Hoy celebramos un hito importante en la historia de Apple: hace cinco años, la compañía presentó su primera generación de chips Apple Silicon, marcando el adiós a los procesadores Intel en sus Macs. Fue el 10 de noviembre de 2020 cuando se desveló el M1, un chip que prometía cambiar las reglas del juego y que debutó en productos como el MacBook Air, el Mac mini y el MacBook Pro de 13 pulgadas.
Recuerdo claramente la emoción que generó aquel lanzamiento. El M1 llegó al mercado con una promesa contundente: ser “el núcleo CPU más rápido del mundo” y ofrecer un rendimiento por vatio que dejaba atrás a la competencia. Y lo cumplió, ¡vaya si lo hizo! Desde entonces, hemos visto cómo esta familia ha crecido y evolucionado hasta llegar al M5, presentado hace apenas un mes en el nuevo MacBook Pro de 14 pulgadas.
Un salto impresionante en rendimiento
Los números hablan por sí solos. Comparar el M5 con su predecesor, el M1, revela avances asombrosos:
- 6x más rendimiento CPU/GPU
- 6x más rendimiento en inteligencia artificial
- 7.7x más rápido en procesamiento de video AI
Y esto es solo la punta del iceberg; además, tenemos mejoras notables en renderización 3D y desempeño en juegos. Los resultados no mienten: mientras que el M1 alcanzaba una puntuación Geekbench de 2,320 en núcleo único, su sucesor ha llegado a 4,263. Impresionante, ¿verdad?
Cerrando la puerta a Intel
A lo largo de estos cinco años, Apple ha ido dejando atrás poco a poco los últimos vestigios de Intel. En junio del año pasado se despidieron oficialmente del último Mac con chip Intel. Hoy podemos decir que todos los dispositivos de Apple cuentan con sus propios chips personalizados, llevándonos hacia una nueva era tecnológica donde solo habrá soporte para software optimizado para estos nuevos procesadores.
No obstante, esto es solo el principio; TSMC ya está trabajando en chips aún más avanzados que podrían salir al mercado pronto. Se habla incluso de chips de 2nm y 1.4nm, prometiendo mejoras significativas tanto en velocidad como en eficiencia energética.
