Imagina que un día, mientras jugabas con tu pequeño en el salón, de repente él se gira hacia la televisión y suelta esas dos mágicas palabras: «Hola Google». A mí me pasó hace poco y, aunque me dejó boquiabierta y riéndome, también me hizo reflexionar sobre cómo han cambiado las cosas. Hace tres décadas, mi primera palabra fue «libro», ¡y ahora los peques ya hablan con asistentes virtuales!
Los tiempos cambian rápidamente
La velocidad a la que la IA ha invadido nuestras vidas es abrumadora. Yo intento mantener a mi niño alejado de las pantallas hasta que empiece el cole, pero siempre tenemos esos altavoces inteligentes en casa que usamos casi sin darnos cuenta. ¿Quién no ha recurrido alguna vez a Google para calmar a un bebé inquieto o para improvisar una fiesta de baile durante la comida?
Un compañero invisible en nuestra rutina diaria
A veces me pregunto si estos dispositivos pueden interferir en esos momentos únicos entre padre e hijo. Pero al final del día, tengo que aceptar que son parte de nuestra vida. En una encuesta reciente, más del 40% de los padres admitieron usar altavoces inteligentes diariamente para todo tipo de tareas. Y si bien estos gadgets nos ayudan mucho, debemos recordar enseñarles a nuestros hijos a distinguir entre lo real y lo virtual.
Así que cuando mi pequeño dice «Hola Google», no puedo evitar pensar que es un recordatorio constante de cómo avanza la tecnología y cómo debemos asegurarnos de que nuestros niños crezcan sabiendo cuándo buscar respuestas en las máquinas y cuándo hacerlo con un abrazo o una charla sincera.
