En un movimiento que promete sacudir el mundo de la inteligencia artificial, la administración Trump ha presentado su Plan de Acción sobre IA, un documento que detalla más de 90 objetivos políticos destinados a impulsar la innovación en este campo en Estados Unidos. La idea es clara: ganar la carrera por desarrollar tecnologías avanzadas. Pero, ¿a qué precio?
Un giro radical en la regulación
La propuesta es una ruptura total con las regulaciones implementadas durante el mandato de Biden, donde se intentaba contener las noticias falsas y considerar los impactos climáticos de estas infraestructuras. Según Michael Kratsios, quien dirige la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, «no podemos permitirnos seguir el camino regulador que mata la innovación en Europa». Es decir, se eliminarán restricciones para facilitar el desarrollo.
Las bases del nuevo plan
El plan se apoya en tres pilares fundamentales: innovación, infraestructura y diplomacia internacional. En el primer pilar, se propone fomentar el uso de IA dentro del gobierno federal y apoyar modelos abiertos. Además, se busca revisar marcos normativos para erradicar referencias a temas como la diversidad o el cambio climático. Esto plantea interrogantes sobre cómo asegurarse de que los sistemas sean verdaderamente objetivos.
La parte dedicada a infraestructura tiene como objetivo simplificar permisos para centros de datos relacionados con IA y reducir restricciones medioambientales. Mientras tanto, en términos internacionales, se prevé aumentar las exportaciones tecnológicas hacia aliados y reforzar controles sobre países considerados problemáticos.
Aunque muchos ven esto como una oportunidad dorada para revolucionar el panorama tecnológico estadounidense, también hay quienes alertan sobre posibles desafíos legales. Algunos expertos advierten que ciertas medidas pueden ser vistas como discriminación basada en contenidos.
Así que nos queda esperar cómo este ambicioso Plan de Acción dará forma al futuro del desarrollo tecnológico en EE.UU., mientras nos preguntamos si realmente será un impulso o simplemente una manera más elegante de tirar a la basura principios éticos.