La llegada del Apple Watch Series 11 ha generado más expectativas que realidades. Desde el pasado viernes, los aficionados a la marca ya pueden hacer sus pedidos anticipados, pero lo cierto es que esta nueva versión trae consigo apenas cuatro cambios respecto a su predecesor, lo que la convierte en una de las actualizaciones más discretas de la historia del dispositivo.
A pesar de que el nuevo modelo promete mejoras sutiles, como un cristal Ion-X más resistente a los arañazos y una batería ligeramente más grande, la verdad es que muchos se preguntan si vale la pena dar el salto. La comparativa entre el Series 10 y el Series 11 deja claro que las diferencias son mínimas. Por ejemplo, mientras que el anterior modelo tenía una batería de 1.181 vatios-hora, ahora tenemos un modesto aumento hasta 1.245 vatios-hora. Eso sí, sólo si optamos por los modelos celulares.
Cambios mínimos y preguntas enormes
A lo largo de los años, hemos visto cómo Apple ha lanzado dispositivos con avances significativos; pensemos en el Series 5, que presentó la pantalla siempre activa y múltiples funcionalidades novedosas. Pero este último lanzamiento nos deja con la sensación de haber sido poco ambiciosos. Es sorprendente que para aquellos interesados en modelos de titanio, las únicas mejoras sean la capacidad de batería y conectividad 5G.
¿Realmente necesitamos esta actualización?
Es aquí donde entramos en debate: ¿realmente hay razones para actualizarse? Para muchos usuarios del Series 10, especialmente aquellos sin conexión celular o viviendo en lugares donde aún no está disponible el 5G, sería como tirar dinero a la basura. Apple puede presumir de ofrecer hasta 24 horas de batería, pero al mirar bajo la superficie se percibe que este cambio se basa más en nuevas metodologías de prueba que en una verdadera revolución técnica.
Así que si estás pensando en cambiar tu reloj por este nuevo modelo, mejor piénsalo dos veces. Ojalá el próximo año podamos ver algo realmente emocionante.
