Hoy celebramos un momento que cambió nuestra relación con la tecnología. Hace diez años, el Apple Watch hacía su debut en Estados Unidos y otros ocho países, marcando el inicio de una nueva era. Fue un 24 de abril de 2015 cuando muchos lo recibieron con los brazos abiertos tras su anuncio en septiembre del año anterior.
Tim Cook, CEO de Apple, expresó en ese entonces: «El Apple Watch comienza un nuevo capítulo en la forma en que nos relacionamos con la tecnología y creemos que a nuestros clientes les va a encantar». Pero más allá del marketing, este dispositivo se ha convertido en algo mucho más importante para nosotros: una herramienta vital para cuidar nuestra salud.
Un aliado inesperado
A lo largo de esta década, el reloj inteligente ha hecho maravillas; sus funciones han salvado innumerables vidas gracias a características como la medición del ritmo cardíaco, el ECG o la detección de caídas. ¿Quién diría que un gadget podría alertarnos sobre problemas graves como la fibrilación auricular o incluso ciertos tipos de cáncer? La realidad es que muchos usuarios han podido buscar atención médica antes de lo previsto gracias a estas alertas.
Mirando hacia el futuro
Cook siempre ha afirmado que la mayor contribución de Apple será en el ámbito de la salud. Y aquí estamos, esperando ansiosos las nuevas características que vendrán: medir presión arterial e incluso monitorizar niveles de glucosa sin necesidad de pinchazos son solo algunas promesas a la vista. En definitiva, no se trata solo de moda; el Apple Watch ha dejado una huella profunda en nuestras vidas y es emocionante imaginar lo que nos traerá la próxima década.