En el corazón del bullicioso distrito Huaqiangbei en Shenzhen se alza un edificio que, aunque parece ordinario, ha adquirido una fama nada deseable: es conocido como «el edificio de los iPhones robados» entre los foros de la comunidad Apple. Un reciente informe del Financial Times ha desvelado cómo este lugar se ha convertido en un punto neurálgico dentro de una red global dedicada al tráfico de estos dispositivos hurtados.
Imagina la escena: Sam Amrani, un emprendedor tecnológico londinense, siente cómo le arrebatan su nuevo iPhone 15 Pro por dos tipos en bicicletas eléctricas. A partir de ahí, decide rastrear su trayectoria a través de Find My. Su dispositivo sigue una ruta sorprendente: primero a un taller en Londres, luego a Hong Kong y finalmente aterriza en Huaqiangbei. «Fue muy rápido, muy organizado y parecía estar dirigido», confiesa Amrani.
Una industria criminal multimillonaria
Las autoridades londinenses estiman que el robo de teléfonos representa un negocio criminal anual que supera los 50 millones de libras (63,5 millones de dólares). Y no solo en Londres; París y Nueva York están viendo aumentos similares en este tipo de delitos. En el cuarto piso del edificio Feiyang se especializan en la venta de iPhones usados provenientes del mundo occidental. Muchos son intercambios legítimos, pero incluso aquellos bloqueados remotamente tienen su propio valor en este mercado oscuro.
Hong Kong: el eslabón clave
A medida que avanza la trama, descubrimos que Hong Kong juega un papel crucial como intermediario. Un edificio industrial ubicado en Hung To Road alberga a cientos de mayoristas que publicitan abiertamente teléfonos etiquetados como «bloqueados por iCloud» a través de distintas plataformas. «Los teléfonos con bloqueo por contraseña probablemente fueron robados o arrebatados en EE.UU. Se venden aquí y luego se envían a otros países incluyendo Oriente Medio», explica un vendedor basado en Shenzhen durante su visita a Hong Kong.
No es casualidad que Huaqiangbei sea un paraíso para ladrones; su mercado especializado puede encontrar compradores para cada componente del iPhone: desde pantallas hasta circuitos y chips. Incluso si no pueden desbloquearse, estos dispositivos son rentables cuando se desmantelan para obtener piezas.
A menudo, las víctimas del robo reciben mensajes intimidantes desde Shenzhen cuando activan el modo perdido (en ese estado se puede añadir un número de contacto). Muchos intentan persuadir o amenazar para que eliminen sus dispositivos del Find My iPhone, lo cual incrementaría considerablemente el valor del aparato en el mercado negro.
La red criminal florece gracias al estatus de Hong Kong como puerto libre sin impuestos sobre importaciones; esto permite mover dispositivos robados hacia China continental evitando aranceles electrónicos. La policía hongkonesa ha afirmado que tomará medidas adecuadas según las circunstancias y conforme a la ley.