Elon Musk, conocido por sus movimientos audaces, sorprendió a todos el pasado lunes al liderar un grupo de inversores que presentó una oferta de 97.4 mil millones de dólares para adquirir la rama sin ánimo de lucro de OpenAI, los creadores del famoso ChatGPT. Sin embargo, lo que parecía ser un golpe maestro se convirtió rápidamente en un fiasco tras la inmediata negativa del CEO Sam Altman.
Un giro inesperado en la historia
La propuesta no solo fue respaldada por la empresa de inteligencia artificial xAI de Musk, sino también por destacados inversores como Valor Equity Partners y Baron Capital. En sus declaraciones, Musk insistió: “Es hora de que OpenAI regrese a ser la fuerza benéfica enfocada en el código abierto que una vez fue”, dejando claro que su intención era revitalizar lo que él considera principios olvidados.
Pulgares hacia abajo y palabras afiladas
Apenas se conoció la oferta, Altman respondió con un tono sarcástico en X (anteriormente Twitter): “No gracias, pero podemos comprar Twitter por 9.74 mil millones si quieres”. Esta respuesta fue más que un simple desdén; era una clara referencia al asombroso gasto de Musk para adquirir Twitter en 2022. La reacción rápida y mordaz provocó una contestación directa de Musk con un único término: “Estafador”.
Este intento de compra surge en medio de una transformación tumultuosa para OpenAI, que ha estado cambiando su estructura organizativa hacia un modelo con fines de lucro. Con una valoración reciente situada en 157 mil millones, este proceso ha generado tensiones entre Musk y sus antiguos colegas, avivando antiguas acusaciones sobre traiciones a los principios fundacionales.
En mensajes dirigidos a los empleados, Altman aseguró que la estructura actual de OpenAI impide que cualquier persona tome control absoluto sobre la empresa, describiendo la oferta como tácticas destinadas a debilitarles mientras continúan avanzando con éxito.