Todo comenzó hace unos años, cuando General Motors (GM), el gigante automovilístico estadounidense, decidió dar un giro radical. Anunció que dejaría de lado el soporte para CarPlay y Android Auto en sus vehículos eléctricos más recientes. ¿La razón? Apostar por su propia plataforma de software. Una decisión controvertida que dejó a muchos conductores con ganas de más, ya que para muchos, CarPlay es un elemento imprescindible al elegir un coche nuevo.
Un intento por adaptarse
Aprovechando este descontento, un concesionario GM cerca de Detroit se aventuró el año pasado a ofrecer servicios de instalación de CarPlay en los modelos eléctricos más nuevos. Sin embargo, según un reciente informe del blog automovilístico The Drive (vía The Verge), GM ha decidido bloquear esta iniciativa alegando preocupaciones de seguridad.
Decisiones difíciles y consecuencias inciertas
El concesionario LaFontaine Chevrolet Plymouth hizo pública su decisión a través de su página web, donde anteriormente ofrecían la instalación: «Hemos tomado la difícil decisión de discontinuar este producto. No fue algo fácil, pero tras evaluar diversos factores, continuar ofreciendo este servicio no es viable a largo plazo». Por otro lado, un portavoz de GM comentó que los servicios no aprobados podrían afectar características críticas del vehículo y plantear otros problemas: «Los servicios aftermarket que introducen características no diseñadas ni aprobadas por GM pueden ocasionar problemas imprevistos para los clientes». Esto plantea una inquietante pregunta: ¿realmente hay riesgos con el sistema CarPlay o simplemente les molesta que uno de sus concesionarios desafiara su estrategia centrada en su propio software?
Aún queda la duda sobre cómo afectará esto a aquellos clientes que ya habían disfrutado del servicio. Lo cierto es que la controversia sigue abierta y deja claro que las decisiones empresariales pueden tener repercusiones directas en la experiencia del consumidor.
