La historia que estamos viviendo con Google es digna de una novela de intriga. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha lanzado un ultimátum, pidiendo a la gigante tecnológica que realice cambios drásticos en su negocio publicitario. Y no estamos hablando de pequeños ajustes; se trata de una posible ruptura con partes clave de su estructura, como Ad Exchange (AdX) y Ad Manager, conocidos entre los más cercanos al sector como DFP.
Un monopolio que ya no se sostiene
¿Por qué esta movida? Pues porque el tribunal acaba de dictaminar que Google tiene un monopolio ilegal en la publicidad online. Esto no es un simple error administrativo; aquí hay un daño real para anunciantes, editores y consumidores. El DoJ está buscando remedios contundentes para detener el comportamiento abusivo del gigante y parece que están dispuestos a hacer lo necesario.
Cambios inminentes en el horizonte
No solo quieren que Google venda AdX a toda prisa, sino que también sugieren un desmantelamiento gradual de DFP. Además, están pidiendo reglas claras para que AdWords trate a todas las herramientas publicitarias externas sin favoritismos. Imagina cómo sería el panorama si Google tuviera que compartir datos cruciales sobre sus servidores publicitarios o dejar de usar información recopilada desde otros servicios como Gmail o Google Search para evaluar inventarios digitales ajenos.
Y esto no se queda aquí. La lucha también se extiende hacia el dominio en las búsquedas online, donde Google podría verse obligado a desprenderse incluso del navegador Chrome. Lo cierto es que estamos ante una tormenta perfecta; el futuro del rey indiscutible de la publicidad digital pende de un hilo.