En un giro que muchos ya esperaban, la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido (CMA) ha dejado claro que Apple no está haciendo amigos en el mundo de los navegadores móviles. Su último informe revela que las políticas de la compañía de la manzana son las principales culpables de asfixiar la competencia y frenar la innovación. Pero, ¿qué significa esto para nosotros, los usuarios?
La trampa de WebKit
El estudio realizado por un grupo independiente de la CMA ha puesto en evidencia una práctica bastante controvertida: Apple exige que todos los navegadores en iOS utilicen su motor WebKit. Esto significa que otros navegadores no pueden ofrecer características únicas o mejoras que realmente puedan cambiar nuestra experiencia en iPhones y iPads. En otras palabras, están tirando a la basura nuestra opción a elegir.
Safari siempre primero
Aparte del tema del motor, hay más cosas que deberían preocuparnos. El informe destaca cómo Apple favorece a Safari dándole acceso preferencial a funciones de iOS mientras limita lo que pueden hacer otros navegadores. Y no nos olvidemos del hecho de que Safari viene instalado por defecto en todos los dispositivos Apple, como si no hubiera otras opciones viables.
Google tampoco sale ileso; su Chrome está preinstalado en Android. Pero según el análisis, las restricciones impuestas por Apple son aún más perjudiciales para la competencia.
Aunque ambos gigantes han hecho algunos ajustes desde las primeras conclusiones publicadas por la CMA el pasado noviembre, todavía queda mucho camino por recorrer. Las mejoras han abordado algunos problemas sobre cómo elegimos nuestros navegadores, pero aún hay cuestiones clave sin resolver.
¿Y qué propone ahora la CMA? La idea es permitir alternativas al motor de navegador en iOS y añadir pantallas de elección durante la configuración del dispositivo. Algo similar a lo que ya se hace en Europa. Sin embargo, estas recomendaciones no se aplicarán inmediatamente; primero se deberán determinar si Apple y Google deberían ser clasificados como empresas con «estatus estratégico» bajo una nueva ley británica.
Si les otorgan este estatus, podríamos ver cambios reales. Podrían enfrentarse a requisitos legales estrictos y hasta multas significativas si violan esas normativas.
A medida que avanza esta investigación, es evidente que los ojos del mundo están puestos sobre estos titanes tecnológicos. La lucha por un internet más justo y diverso apenas comienza.
