Si alguna vez has sentido la frustración de lidiar con un teléfono que parece tener vida propia, no estás solo. En cualquier rincón del internet dedicado a la tecnología, es común leer comentarios como: «Odio este teléfono y jamás volveré a comprar esta marca. ¡Está lleno de fallos!» Y es que, reconozcámoslo, a veces todos hemos estado ahí. Personalmente, me importa más el software que el hardware, por lo que estos inconvenientes me afectan aún más.
La realidad siempre ha sido así
Pero aquí va una bomba: las cosas no han empeorado tanto como creemos. Lo cierto es que ahora estamos más conectados y sabemos mucho más sobre los problemas de nuestros dispositivos gracias a internet. Es genial estar informado, pero a veces nos obsesionamos tanto con los fallos ajenos que olvidamos disfrutar lo bueno. Desde un widget del tiempo desactualizado hasta esos molestos cortes de Bluetooth, parece que todo se amplifica.
Culpa del sistema o nuestra percepción
Aunque puede parecer un problema exclusivo de ciertas marcas o sistemas operativos, la verdad es que todos están en la misma bolsa. Los iPhones tienen sus propios bugs y los teléfonos Android también sufren lo suyo. ¿Te acuerdas del BlackBerry Storm? Se lanzó al mercado sin estar listo porque querían competir con el primer iPhone y acabó siendo un desastre. Esto no es algo nuevo; simplemente ahora tenemos una plataforma para hablar sobre ello.
Así que sí, esto ha sido y será parte del juego en la tecnología: lanzamientos apresurados con productos aún por pulir. A veces tenemos suerte y después de unos meses recibimos actualizaciones que arreglan esos fallos tan desesperantes. Pero claro, nosotros ya hemos tenido que lidiar con eso durante ese tiempo.
En resumen, no estamos ante una crisis tecnológica, sino ante un fenómeno habitual en el mundo digital. Nos encanta criticarlo mientras seguimos consumiéndolo cada día; al fin y al cabo, todo dispositivo electrónico tiene su dosis de locura interna. Así que sigamos hablando y compartiendo experiencias; al final somos todos parte de esta misma montaña rusa llamada tecnología.