Todo comenzó a principios de 2023, cuando la cabeza del departamento de inteligencia artificial de Apple, John Giannandrea, se sentó con el CEO Tim Cook. La idea era clara: conseguir más recursos para el desarrollo de chips AI. Cook dio su visto bueno inicial para duplicar el presupuesto, pero las cosas dieron un giro inesperado.
El CFO, Luca Maestri, decidió que no era buena idea y recortó esa cifra a menos de la mitad. En lugar de eso, propuso que el equipo hiciera magia con los chips existentes. Pero claro, esto significaba una dura realidad: sin suficientes recursos GPU, el equipo tuvo que mendigar poder de cómputo a gigantes como Google y Amazon. Mientras tanto, los centros de datos de Apple contaban con apenas 50.000 GPUs anticuadas frente a los cientos de miles que sus competidores estaban comprando.
Conflictos internos y demoras
El informe del New York Times también revela una lucha interna por el liderazgo entre Robby Walker, encargado de Siri, y Sebastien Marineau-Mes, un ejecutivo senior del equipo de software. Ambos querían ser los capitanes del barco en la nueva era de capacidades para Siri. Al final, tuvieron que compartir el pastel del proyecto.
La realidad detrás del nuevo Siri
A medida que avanzaba la situación, surgieron problemas serios. Las pruebas internas mostraron que Siri fallaba en casi un tercio de las peticiones. Apple se vio obligada a admitir que lanzar una versión personalizada llevaría más tiempo del esperado. Ahora prometen hacerlo en “el próximo año”. Sin embargo, hay optimismo en Cupertino; planean lanzar esta experiencia mejorada este otoño con características como contexto personal y mejor integración con aplicaciones.
Pese al revés temporal, algunos ejecutivos parecen despreocuparse por la demora; creen que sus rivales tampoco han dominado el terreno de la IA y piensan que esto les da tiempo para afinar su propuesta.
En medio del caos organizativo tras estos retrasos, Craig Federighi, jefe del software, reestructuró responsabilidades y le quitó parte del control sobre Siri a Giannandrea para pasárselo a Mike Rockwell, quien lidera la división Vision Pro.
Para conocer más sobre estos conflictos internos dentro de Apple —donde la política empresarial es tan feroz como cualquier batalla— te invitamos a leer el informe completo del New York Times.