Cuando hablamos de tecnología, y más aún de dispositivos tan populares como el iPad Pro, cada lanzamiento genera un revuelo que nos lleva a cuestionarnos si realmente vale la pena dar el paso. En este caso, estamos ante el nuevo modelo con chip M5, que llega casi 18 meses después del M4. Pero, ¿qué cambios trae consigo y realmente necesitamos actualizar?
El iPad Pro que se lanzó el año pasado fue un auténtico bombazo. Presentó no solo un diseño más estilizado, sino también características como pantallas OLED y una cámara frontal en modo horizontal. La nueva versión que Apple ha sacado al mercado promete mejoras en cuanto a potencia y conectividad. Vamos a desglosarlo.
Novedades del M5: Más de lo mismo o revolución?
En términos generales, los avances son notables pero muy específicos. El M5 cuenta con un rendimiento hasta un 15% más rápido en tareas multihilo y un aumento del 30% en gráficos. Sin embargo, aquí está la trampa: estos cambios se notan principalmente en casos extremos, como grandes cargas de trabajo impulsadas por IA o exportaciones largas desde discos externos.
¿Deberías dar el salto?
Aquí es donde se complica la cosa. Si eres usuario del iPad Pro con M4, probablemente no veas motivos suficientes para cambiar. Las mejoras son sutiles y muchas funciones ya están cubiertas por su predecesor. En cambio, si estás pensando en actualizar desde un modelo más antiguo o planeas usarlo para trabajos profesionales exigentes durante varios años, entonces sí podría tener sentido optar por el nuevo M5.
Así que lo dejamos claro: si tienes un M4 y no planeas hacer uso intensivo de herramientas gráficas avanzadas o monitores de alta tasa de refresco, quizás sea mejor esperar. Al final del día, la tecnología debe servirnos a nosotros y no al revés.
