Hoy, Microsoft celebra medio siglo desde su fundación, un hito que marca su larga trayectoria como uno de los principales rivales de Apple. Fundada el 4 de abril de 1975 por Bill Gates y Paul Allen, la compañía comenzó su andanza en el mundo del software con un intérprete BASIC para el Altair 8800. Desde entonces, ha estado en el corazón de la revolución informática personal, incluso colaborando con Apple en sus inicios cuando licenció su BASIC para el Apple II en 1977.
De la colaboración a la competencia
El vínculo entre ambas empresas se hizo aún más evidente cuando Microsoft empezó a desarrollar aplicaciones para el primer Macintosh, como Word y Excel. Estas herramientas ayudaron a cimentar la reputación del Mac como una máquina productiva. Pero no todo fue armonía; en 1985, tras el lanzamiento de Windows —que presentaba una interfaz gráfica similar al Macintosh— las acusaciones de copia por parte de Apple no se hicieron esperar. La disputa legal que siguió marcaría un capítulo importante en esta rivalidad durante años.
Una inversión inesperada
A pesar del enfrentamiento constante, en 1997 Microsoft decidió invertir $150 millones en Apple cuando esta última atravesaba una crisis económica. Fue un movimiento sorprendente; Jobs anunció este acuerdo durante su presentación en Macworld Boston diciendo: «Tenemos que dejar atrás la idea de que para que Apple gane, Microsoft tiene que perder». Y es cierto, a veces las mejores relaciones nacen entre competidores.
A lo largo de los años 2000 y principios del 2010, ambas compañías siguieron compitiendo ferozmente en varios frentes: sistemas operativos, software productivo y dispositivos móviles. Mientras Apple recuperaba terreno gracias al iMac y al iPhone, Microsoft luchaba por encontrar su lugar con productos como Windows Phone y Surface. Aunque Apple ha desarrollado alternativas como iWork, Office sigue siendo omnipresente y vital para muchos usuarios de dispositivos Apple.
A día de hoy, tanto Microsoft como Apple mantienen su dominio en sus respectivos ecosistemas. Microsoft se enfoca cada vez más en licencias de software y soluciones empresariales con Azure; mientras tanto, Apple sigue apostando por ofrecer una experiencia única centrada en el usuario con sus productos innovadores. Así es cómo dos titanes pueden coexistir e incluso aprender unos de otros.