El 5 de mayo de 2025 será una fecha que muchos recordarán. Ese día, Microsoft dará por cerrada la cortina a Skype, un servicio que durante más de una década ha sido sinónimo de llamadas y videoconferencias en internet. Aunque parezca un adiós inesperado, la realidad es que el gigante tecnológico tomó esta decisión tras ver cómo su popularidad se desvanecía frente a nuevos rivales como Zoom, WhatsApp y su propia plataforma, Teams.
Un legado que se desvanece
Cuando Microsoft compró Skype en 2011 por la asombrosa cifra de 8.500 millones de dólares, la idea era clara: dominar el mercado de las comunicaciones digitales. En su mejor momento, Skype contaba con más de 300 millones de usuarios activos al mes. Pero los tiempos cambian y lo que antes era revolucionario ahora parece obsoleto. A día de hoy, solo unos 36 millones siguen utilizando el servicio, mientras Teams alcanza los 320 millones.
Cambio de rumbo para Microsoft
No cabe duda, este cierre no es solo una cuestión técnica; es parte del movimiento estratégico hacia un futuro donde la inteligencia artificial cobra protagonismo en Teams. Los trabajadores que aún estaban vinculados a Skype no perderán sus puestos; serán reubicados en otros proyectos dentro del vasto ecosistema digital de Microsoft.
Skype, aunque ya no esté entre nosotros, fue pionero en conectar a personas alrededor del mundo mediante tecnología VoIP (Voz sobre Protocolo Internet), permitiendo que familias y empresas se comunicaran sin fronteras ni costos exorbitantes. También sirvió como laboratorio para experimentar con traducción automática en tiempo real, algo que hicieron brillar durante una demostración pública hace casi una década.
A medida que nos acercamos a esa fecha fatídica del 5 de mayo, los usuarios tienen la oportunidad —y la necesidad— de migrar sus datos y contactos hacia Teams o buscar alternativas antes del apagón definitivo. Así termina una historia llena de logros e innovaciones, pero también marcada por cambios fallidos y retos no superados.