El llamado “deporte rey” ha sido extensamente criticado por no incorporar tecnología a los campos de juego. Y es que en comparación con otros deportes, como el fútbol americano y el baseball, el error humano del arbitraje es determinante en los encuentros futbolísticos.
No obstante, los organizadores del torneo se han hecho eco de las críticas y la Copa América Centenario incorporará innovación puntera para minimizar el error en las decisiones arbitrales.
Si bien están bastante retrasados y ya se ha cambiado la historia futbolística varias veces debido a fallas del réferi, mejor es tarde que nunca.
El ojo de halcón
Esta tecnología de origen alemán ya ha sido empleada en el mundial de Brasil 2014 y en el Mundial Femenino de Canadá. Sin embargo, es su primera incorporación a torneos regionales del continente americano. Consiste en dos series de siete cámaras, cada una dedicada a una portería, en las que se determinará de forma inequívoca si el balón cruzó o no la línea de anotación.
La realidad indica que es necesario incorporar más tecnologías a los certámenes futbolísticos. De acuerdo a la FIFA, se busca preservar la “esencia del juego”, pero ¿qué es más esencial en un juego que sus reglas?, se preguntas los críticos.
Con esa motivación se ha impulsado un proyecto piloto desde Colombia. Tal tecnología dotaría a los partidos de una nueva figura de impugnación que podría ser usada una vez por equipo. Al realizarse, los árbitros se dedicarían a revisar la variedad de cámaras del estadio para determinar, en efecto, qué sucedió en una jugada polémica.
El balón que emite su localización a través de ondas es el avance tecnológico más significativo en el rugby
En contrapartida, el rugby busca siempre innovaciones en sus implementos. Una de las más recientes es un balón capaz de emitir su localización a través de ondas de baja frecuencia, lo que le permite a los árbitros saber si toco el suelo, aún bajo una maraña de jugadores.
Esta revolucionaria tecnología en el campo del rugby se ha logrado a través de la incrustación de un trasmisor en la pelota, el cual envía una señal a las antenas a los lados del campo de juego a través de campos magnéticos de baja frecuencia, permitiendo que los movimientos del esférico sean monitoreados y los árbitros sepan su ubicación precisa, algo que les ayudará a determinar si el balón tocó el suelo o no.