En un día cualquiera de mayo, Tim Cook, el CEO de Apple, decidió abrirse y compartir con nosotros cómo los aranceles impuestos por el presidente Trump están jugando al escondite con su negocio. Con una mirada sincera y algo de preocupación en su voz, Cook nos contó que aunque en el primer trimestre del año los efectos no fueron tan devastadores gracias a su habilidad para gestionar la cadena de suministro y mantener un buen inventario, las cosas pueden cambiar rápidamente.
Expectativas inciertas para el futuro
Pero no se engañen. Mirando hacia el segundo trimestre, la situación se torna más complicada. No hay certezas; si las cosas siguen igual, esos aranceles podrían añadir nada menos que $900 millones a los costos de la compañía. “No estamos en condiciones de hacer predicciones precisas”, dijo Cook, dejando entrever un halo de incertidumbre que nos hace preguntarnos: ¿qué pasará realmente?
Cambio en la producción
Aunque parece que Apple está buscando soluciones. En lugar de depender tanto de China, ya han comenzado a fabricar más del 50% de sus iPhones vendidos en Estados Unidos en India, mientras que otros dispositivos como Macs o iPads vienen desde Vietnam. “Nuestro equipo ha hecho un trabajo increíble optimizando todo esto”, afirmó Cook con orgullo. Sin embargo, él mismo admitió que no sabe lo que pasará con esa investigación relacionada con los semiconductores; eso podría cambiar las reglas del juego.
Y es que este tema no es solo una cuestión empresarial: es un reflejo directo de cómo las decisiones políticas pueden arrastrar a empresas gigantes como Apple hacia aguas turbulentas. Una jugada arriesgada donde todos estamos implicados.